LAS COMPETENCIAS DE UN DOCENTES DEL SIGLO XXI
por: Luis Humberto Frayre García.
"La formación universitaria debe
ser de alto nivel y debe dejar bien sentadas las bases para los futuros
aprendizajes. Eso sólo se logra con una adecuada selección de contenidos, que
habrán de ser, en todo caso amplios y suficientes para garantizar la formación
de profesionales actualizados y de alto nivel" (Zabalza Miguel A. Narcea,
España. 2003).
Si esto se plantea a nivel
universitario podemos empezar a pensar que las cuestiones a nivel básico
también requieren ser modificadas y más para lo que se menciona al final de
esta cita, para que esa formación sea actual y de alto nivel.
Los comienzos siempre son
complicados y más cuando dentro de ellos no se han planteado situaciones de
asociación o puntos de acuerdo entre las partes y se hace ver que se requiere
un cambio, pero ya con la propuesta en marcha.
No es que se haga necesario un
enfrentamiento de los actores en los procesos y que el país requiera de este
para despertar a la población, al contrario, se requiere de cambios en las
formas y en los fondos de eso no hay duda, más cuando nos damos cuenta de que
la sociedad ha evolucionado a pasos agigantados producto de la comunicación y
los avances en los medios de trasmisión de mensajes, sean masivos o no.
“Los profesores eligen libremente
elaborar un balance y construir competencias, sin que sea necesario incitarlos
a ello de forma autoritaria o con sanciones o recompensas en mano. Idealmente,
la autoformación resulta de una práctica reflexiva que debe más a un proyecto” (Perrenoud,
Philippe. 2004)
Aquí es donde empieza la
socialización de las ideas y es que a lo largo de los años este sigue siendo el
punto neurálgico en toda toma de decisiones y acuerdos, más ahora que seguimos
bajo la creencia arraigada de que no se requiere ser diferente en todas las
formas sino podemos ir poco a poco cambiando para que no afecte tanto a nuestro
propio sistema, o con la idea de “no soy el único que requiere de un cambio”.
Sin entrar al punto principal que
nos atañe que es la educación basada en competencias, debemos entender que si
es necesario evolucionar, transformarnos continuamente para asi poder
transformar nuestro entorno. La palabra lo dice pasar a otro lugar en las
formas, llevar a otro espacio.
Somos en algunas ocasiones muy
conformistas y es que salirnos de la comodidad nos provocaría un descontrol
hasta en la posible filosofía de trabajo inculcada desde el seno materno o el
alma mater escolar. Siendo que en cualquiera de los dos espacios ha tenido que
ocurrir una evolución dada por las circunstancias y los contextos.
Pero en sí no está mal el pensar
que no debe de fragmentarse el acuerdo de los actores por el hecho de querer
modificar la historia.
“La profesionalización es una
transformación estructural que nadie puede controlar por sí solo. Por lo tanto,
no se decreta, incluso si las leyes, los estatutos, las políticas de la
educación pueden favorecer o frenar el proceso. Lo cual significa que la
profesionalización de un oficio es una aventura colectiva, pero que se
representa también, en una larga medida, a través de las opciones personales de
los profesores, sus proyectos, sus estrategias de formación.” (Perrenoud,
Philippe. 2004)
¿Cómo requiere ser el profesor
hacia el siglo que ya nos alcanzó? A veces sale primero ese cuestionamiento en
lugar tal vez de pensar ¿cuál debe de ser el fin a perseguir en la educación
para así perfilarnos quienes nos dedicamos a este proceso o quienes se formarán
para formar?
Y no digo que no se haya
mencionado ya esto o se hayan respondido estas preguntas al momento de pensar
en nuevos modelos, a lo que me refiero es que no suena convencido el receptor
del mensaje de que esto se debe hacer, posiblemente porque le suena a
imposición o que se ha querido trasponer el toque empresarial a la educación y
esto cuando la cultura del país esta tan sensible pues solo afecta al
entendimiento y al acuerdo.
Pero eso no quiere decir que
nosotros como profesores no debamos darnos cuenta que hay que dejar de ser
nosotros para integrarnos a esta labor diaria de educar o que no nos hayamos
dado cuenta de que al cambiar las sociedades nos tengamos que mantener
estáticos.
Lo principal en un maestro debe
ser:
·
La generosidad para transmitir conocimientos.
·
Sensible a la observación del entorno.
·
La capacidad para modificar el ambiente.
·
El permitirse escuchar opiniones que le ayuden a
aprender o desaprender.
·
El no ser aislado al momento de trabajar o
necesitar ayuda.
·
Hacedor de programas y diseñador de planes.
·
Evaluador de aprendizajes y de procesos de
enseñanza.
·
Conocedor y de buen manejo de medios y fuentes de información.
Entre otras cosas que se pudieran
mencionar.
“La profesión no es inmutable.
Sus transformaciones pasan sobre todo por la aparición de nuevas competencias
(relacionadas, por ejemplo, con el trabajo con otros profesionales o con la
evolución de las didácticas) o por énfasis de competencias reconocidas, por
ejemplo para hacer frente a la heterogeneidad creciente de los públicos y a la
evolución de los programas”. (Perrenoud, Philippe. 2004).
Para ser hay que parecer pero sin
dejar de ser. El profesor del siglo XXI no debe estar peleado con su pasado, al
contrario es útil eso que ocurrió para la experiencia, pero no debe vivir en
eso que ya no está. Transfórmate en el entendimiento.